viernes, 21 de febrero de 2014

"Los de Atestaos", esos olvidados



  Un día más en la carretera con mi compañero, llevamos 10 años juntos, ya sabemos donde nos gusta tomar el café, quien conduce,  donde ir...en fin la rutina del servicio. También conocemos nuestra reacción  a una llamada de COTA, un accidente,  yo sé qué va hacer  y cómo va actuar, por supuesto que  Tono mejor aún me conoce. Vamos deprisa, pensando qué nos encontraremos,  charlando con calma, con las ópticas prioritarias y si alguno no hace mucho caso pues la sirena, tampoco queremos alarmar en exceso.

   Llegamos,  parece que es chapa y pintura,  grave para el bolsillo y no para la vida de nadie.

 Tomamos nuestros roles habituales, yo me acerco a preguntar y él se dispone a regular, no hay mucha circulación y uno solo de los coches interrumpe el paso.    No hay heridos, ya es normal que estos pequeños choques acaben así, hace años que los accidentes graves ya no son el pan nuestro de cada servicio. Tomo fotos para que no se escape nada y rápidamente retiramos el coche al arcén para que no entorpezca la circulación y así estamos todos más seguros.  Cada uno se dirige a un conductor,  un instante, mi compañero se acerca y me dice con sigilo, "Hay que hacerle la prueba, parece que va a dar" "Pues venga". La cara de los conductores cambia cuando mi compañero armado en su mano izquierda con su etilómetro se acerca a ellos, es grande Tono, pero es inofensivo, lo que "acojona" es el aparatín tan pequeño que lleva en la mano,
que nos va a decir la verdad de lo que ocurrió ahora mismo.

   Efectivamente,  resultado positivo en la prueba de detección alcohólica. Vaya, lo que iba  a ser una actuación rápida se nos dilatará en el tiempo, pero no importa, habrá un conductor imprudente  menos en la carretera durante algún tiempo.


  Llamamos al "Equipo", si,  los de Atestados, ¿Quién está de servicio esta tarde? No lo sabemos, sólo nos acordamos de ellos en estos casos, y son tan fundamentales como nosotros,  nadie delante y ninguno detrás, todos a una: Atestados-Motoristas  Motoristas-Atestados.

Son rápidos en llegar, Vázquez y Belén no van hacer
esperar ni a un compañero ni a un usuario, salen deprisa, llegan raudos, actúan con rapidez y su eficacia raya el sobresaliente. Llegan, saludan,  nos preguntan, toman sus fotos, y se hacen cargo del conductor y la situación con prontitud y exactitud.  Lo que podía durar horas, pasa rápido. Ya están los coches cargados en las grúas, el conductor agraviado ya ha venido su familia a buscarle, se ha ido después de tomarle declaración. El detenido se demorará algo más.

   Ya parece que no ocurre nada en ese punto kilométrico, pero hay más de dos personas trabajando por la seguridad vial de muchos. Dos motoristas al lado de la furgoneta de la Guardia Civil de Tráfico; ves la actividad que hay dentro: Uno habla con COTA, ella al ordenador realizando las diligencias.   No nos damos cuenta, pero somos un equipo de cuatro, no dos. Gracias a ellos,  a su competencia, a la perfecta profesionalidad y análisis para estudiar un accidente y completar unas diligencias para que no se escape ni un sólo indicio para la detención de conductor que no sabía que estaba la Guardia  Civil de Tráfico para evitar que su   mala conducta iba a ser conducida delante de un juez.

 Ya han terminado, el detenido sabe qué le espera y qué ha hecho. Puede irse a casa,  sabe que los de "Atestados"  son escrupulosos en su trabajo, no han dejado un resquicio y en el juzgado no dudarán que su conducta no fue la apropiada al volante.

 Se alejan es su furgoneta, les quedan dos horas de burocracia y papeleo en el Destacamento, nosotros, los de "Tráfico",  seguimos en la carretera. Nadie les ve, ninguno piensa que trabajan por la seguridad, excepto nosotros, el detenido y el juez. Todos les debemos el reconocimiento que en muchas ocasiones no tienen. Ellos son  "Atestados de Tráfico", también tienen ,deben, tener su hueco en los videos y en las fotos.




Ellos también sufren en la carretera








martes, 18 de febrero de 2014

Paco Costas: Tráfico y La Guardia Civil

TRÁFICO Y LA GUARDIA CIVIL


Me siguen gustando mucho las motos, aunque, por mi edad, sólo puedo con una 125 que llevo en un soporte, en mi autocaravana. 

El verano pasado vi un par de motos BMW de la Guardia Civil de Tráfico y me paré a fisgar; la pata en la que se apoyaba una de ellas, estaba a punto de partirse, y le pregunté al agente: “¡Pero hombre!, ¿cómo lleva así una moto que pesa más de 300 kilos?” La respuesta escondía algo de frustración y de resignado fatalismo: 




-“Hasta que no se me caiga encima y me parta una pierna, no lo repararán”. 

Este mal endémico y cicatero por parte de Tráfico y, en general, del material con el que, en muchos sitios, cuenta la Guardia Civil, – por poner un ejemplo, he visto en qué lastimosas condiciones se encuentran muchos de los vehículos con los que se vigilan las fronteras en Ceuta- viene de antiguo y no parece tener remedio.

El miércoles 30 de noviembre de 1983, en el diario Pueblo, escribí un comentario bajo el título Tráfico y la Guardia Civil, en el que ya denunciaba lo que al parecer no ha cambiado, a pesar de los años transcurridos.



ARTÍCULO:


Cuando no llevo mucha prisa tengo por costumbre, al ver a la pareja de motoristas de la Guardia civil, pararme un rato y charlas con ellos. 



Hablamos del tráfico, de los accidentes, que ellos viven muy de cerca cada día, y de mil cosas más. Siempre aprendo algo, y por simpatía hacia el Cuerpo que no quiero ocultar, me intereso por su trabajo y sus problemas.



En esta última ocasión a la que voy a referirme, hace sólo unos días, la mañana era fría y húmeda, y al ver, una vez más, sus viejas Sanglas no pude reprimir el comentario; “¿Pero dónde van ustedes con esos cacharros?” Ellos, discretos como siempre, hicieron un gesto ambiguo sin contestar.


Yo seguí erre que erre, diciendo en voz alta: “¡Pero a estas alturas¡ ¡Parece mentira! Fueron buenas en su tiempo, ¡pero ahora!...” 

Fijándome más un poco más en una de ellas vi que la rueda trasera estaba como la cabeza de Cesar (cuentan que Cesar fue calvo).

Medio en broma y medio en serio, les pregunté que a quién podrían multar por llevar los neumáticos lisos sin sentir la más bochornosa vergüenza. Yo sé perfectamente- y ellos y la Dirección General de Tráfico lo saben- que raramente se denuncia el peligrosísimo hecho por circular con los neumáticos en mal estado, y también la Dirección General de Tráfico sabe que una buena parte del material del que disponen los vigilantes de nuestras carreteras, así como su dotación humana, son insuficientes y obsoletos.

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La pasa primavera, con motivo de una de esas espectaculares campañas de ida y retorno de la Semana Santa, fui invitado por Tráfico a ver todo un despliegue electrónico de medios computorizados para controlar las salidas y entradas de Madrid en un radio de muchos kilómetros.

Cuando los anfitriones del acto me preguntaron qué me parecía todo aquello, les dije que muy bien, que era estupendo conocer en el acto donde se estaban produciendo los avatares del tráfico, siempre que los responsables más directos de poner remedio a las distintas situaciones, la Guardia Civil, dispusieran, para desplazarse y comunicarse, medios parecidos a los que me estaban mostrando.

Uno de los integrantes del grupo en el que yo me encontraba, al oír mi comentario, me dio un golpecito en la espalda y exclamó en voz alta: 

“¡Este Paco Costas tiene una mala idea…!”

Millares de folletos y trabajos de imprenta que acaban tirándose a la papelera, campañas de publicidad costosísimos y de dudoso efecto, libros de texto y seguridad vial para las escuelas que ningún niño español lee jamás, viajes al extranjero para comprobar que seguimos entre los peores, computadoras, datos estadísticos tardíos y pocos rigurosos.

¿Es que no queda nada para mejorar la plantilla, las retribuciones y los neumáticos de las motos de la Guardia Civil?



Paco Costas


miércoles, 5 de febrero de 2014

GIAT, Grupo de Investigación de la Agrupación de Tráfico

TOLEDO
 Por Manuel Moreno, diario ABC

 Sergi, Iván, Mario, Benito y Coti son los nombres en clave de los cinco agentes del Grupo de Informes y Apoyo de Tráfico del Sector de Tráfico de la Guardia Civil de Sergi, Iván, Mario, Benito y Coti son los nombres en clave de los cinco agentes del Grupo de Informes y Apoyo de Tráfico del Sector de Tráfico de la Guardia Civil de Toledo. Son los chicos del GIAT. Tras esa rimbombante denominación, que ni a ellos les gusta, se esconden detectives que investigan sin descanso delitos relacionados con el mundo del automóvil, desde atropellos con fuga hasta la falsificación de documentos de vehículos de alta gama o la suplantación de la persona en exámenes de conducir, principalmente entre chinos y marroquíes. «El abanico de casos es muy amplio, siempre a juicio del jefe», explican. El «boss» es Sergi, un experto en informática que lidera un grupo formado hace cinco años con guardias que ya atesoraban una sólida trayectoria en el Servicio de Información. Coti y Benito son los veteranos de la piña, un quinteto dicharachero y deportista que ni bebe alcohol ni fuma, «salvo que el trabajo obligue», aclaran entre risas.


  Dicen de ellos en la Comandancia que forman un grupo «peculiar», muy reputado en España y en el extranjero por la rápida resolución de muchos de sus casos, algunos aparentemente complejos para el común de los mortales pero que los cinco del GIAT han llegado a esclarecerlos en 48 horas, cuando todavía no tenían los resultados oficiales de las pruebas que habían enviado a los laboratorios de la Dirección General de la Guardia Civil, uno de los principales pilares de sus investigaciones.

Un sabueso que lo ve todo

  Además de tener un lince en el campo de la informática -Sergi «navega» por internet como un pez en el agua-, a este GIAT no le falta de nada, en cuanto a las cualidades de su personal: hay un experto en artes marciales, otro en conducción evasiva, un habilidoso motorista y Benito, un sabueso de los que ya quedan pocos. «Tiene un olfato increíble, es el que lo ve todo», afirman sus compañeros mientras el susodicho mantiene la cabeza agachada por vergüenza. Tampoco deben echar mano de traductores, pues se defienden en inglés, francés, alemán y caló (lenguaje de los gitanos españoles). Son cinco agentes para toda Castilla-La Mancha -¡casi «ná»!-, si bien tienen el apoyo de dos compañeros en cada una de las provincias de la región.

  Los disfraces no son ningún secreto para ellos, que siempre visten de paisano. Han sido por unas horas basureros, indigentes, instaladores de teléfonos, chorizos y adinerados sujetos, entre otros personajes.      
En el argot lo llaman «adaptación al medio». El dibujante Ibáñez, seguramente, se inspiraría en este quinteto para una historieta de Mortadelo y Filemón.






ASTURIAS.
La TPA destaca el trabajo que realiza el GIAT en la Comunidad Autónoma de Asturias

       

sábado, 1 de febrero de 2014

3 anécdotas de un mal jefe

 
    Hace unos años, en Aínsa, por denunciar al alcalde de Boltañá, el Comandante Jefe del Sector, pasando por encima del Jefe del Destacamento y Jefe del Subsector, corrigió a dos compañeros, ¿motivo? Incumplimiento de las Normas de la Agrupación: "Parar a un vehículo para comprobar la documentación sin observar infracción previa". Vergonzo, estaba yo presente, nadie me lo contó.
Vino al Destacamento e hizo llamar a los dos compañeros. Nada más llegar les espetó "Los dos estáis corregidos" Unos cuantos días de arresto, como delincuentes sin salir del cuartel. 

  Preguntaron el motivo los dos compañeros, por supuesto, 
Comandante: "¿Por qué? Porque habéis denunciado al alcalde de Boltañá."
Compañero 1: "Mi comandante, vi que no tenía pegatina de la ITV y lo paré, tampoco llevaba el permiso de conducción"
Comandante: "No es motivo, ya recibiréis el correctivo
   El tono y la actitud nos recuerda a todos a algo y a algunos, esa actitud prepotente y superioridad que denota una falta de confianza y mucha debilidad en su personalidad y se ampara en el uniforme para sentirse fuerte.

  Lo más alucinante es que corrigió a los dos! Incluso el que no denunció y que ni siquiera participó en la acción, pero bueno, así era.
  Tras haber cumplido el arresto, si, aquellos que sólo podías salir del cuartel para trabajar  (increíble que hasta hace cuatro días era así), ganan el recurso y se les tiene que retirar el correctivo, los cuatro días en casa ya no tienen vuelta atrás. 

  Correctivo quitado pero no la ira de su comandante en jefe. En su nuevo destino en el Destacamento de Fraga, vuelve a corregir a uno de ellos. Esta vez iba conmigo y caí de rebote. Tres días de arresto por vernos a los metidos en el coche cuando abandonábamos un estacionamiento, porque más tarde teníamos otro estacionamiento a 30 kilómetros. Según el protagonista de esta historia,  el estacionamiento acaba a las "X" no es a la "X menos un minuto", es decir, hay que estar fuera del coche el tiempo exacto del estacionamiento. Aprender eso le llevó un día entero en las clases de la Academia de Oficiales.
 
   La réplica nuestra fue, si a las "X" tenemos que estar en otro sitio debemos salir unos minutos antes, si el comandante está en el segundo punto a las "X" nos arrestaría por no llegar a punto. No entró en razón, llevar tan ajustado  tricornio no le dejaba pasar una micra más de inteligencia
   Recurrimos de nuevo, desde luego, después de cumplir el arresto como está ordenado. Volvimos a ganarlo, el comandante no podía ni sentarse en su cómodo sillón de su caliente despacho. ¿Acaba aquí?No, la siguiente revista, si os acordáis que debíamos acudir todos de uniforme excepto los libres, nos nombra a los dos, estaba yo solo, me pregunta el contenido de la última acta SYAP (hacía poco había arrestado a un compañero por no saberse las excepciones al uso del cinturón de seguridad)
 Curiosamente había tenido  había tenido hacía unos días servicio de Atestados y me había tocado copiarla. No pudo conmigo.
   Por entonces no existían las asociaciones de guardias, eran perseguidas implacablemente por gobernantes socialistas que se llenaban la boca con su pasado sindicalista y socialista en la clandestinidad, por eso debía gustarles perseguirnos, para no perder la costumbre... digo yo.

 Otra "anécdota" de este indómito comandante:
 Una mañana estaba de servicio en la oficina de Atestados, entran dos motoristas del Destacamento de Lérida y me cuentan que estaban apoyados en un kiosko, refugiados del viento en el límite entre las provincias de Huesca y Lérida  ya en tierra oscense y en eso que para el comandante, los ve, escuchando el fútbol, sin gorra y apoyados en el kiosko, como un energúmeno les pregunta ¿No les da vergüenza? ¿Así se ganan el sueldo? Que imagen.!!! Y todas estas martingales que suelen decir en esos momentos los malos jefes. Acabó la conversación como solía hacer - no sabemos si en su casa también-   "Tienen ustedes cuatro días de arresto, venga para el Destacamento y allí formulan alegaciones.
 Coge su Peugeot 505 sin distintivos ni rótulos (para cazar mejor) y tira para el Destacamento de Fraga, a la vez, los motoristas arrancan las motos y en dirección contraria, para Lérida. "Fulanito (al conductor), da la vuelta que no nos siguen"  A toda leche los adelanta y los para:
Comandante:  "¿Pero ustedes a dónde coño van? "
Jefe de Pareja: "Pues al Destacamento mi comandante, donde nos ha dicho, somo de Lérida"
Comandante: "Ah, de ¿Lérida? bueno pues nada nada, retomó su camino de caza por tierras aragonesas hasta su madriguera de Zaragoza.

 Y ya tercera y última de nuestro querido comandante Domínguez

 Estaba en Graus, con mi compañero Clemente cubriendo  el cruce que iba por entonces a Benabarre, pasaba la Vuelta Ciclista a España. Iban pasando todos: caravana publicitaria, muchos compañeros, capitanes, tenientes, sargentos,etc, todos con buen rollo, saludaban, nosotros también igual con un adiós o hasta luego
 De improviso aparece el Peugeot 505 sin distintivos, el compañero dice " a este le saludamos militarmente por si acaso". Así hicimos, pasa de largo, menos mal, no, a unos 500 metros da media vuelta. Oye Armando me dice Clemente, ha dado media vuelta, nosotros estamos bien y donde nos han dicho, querrá algo nada más.
 Se acerca el compañero que ejerce de jefe de pareja, yo a la distancia  reglamentaria, en posición de firme ¡A la orden mi comandante, sin novedad en el ser...  No le dejó terminar la frase, eso sí, seguía en primer tiempo de saludo, mientras pasando la caravana ciclista, equipos, escoltas, todos mirando
 Se dirige a mi, ya éramos  íntimos,  y suelta "Usted, venga para aquí" "A la orden mi comandante" "¿Cómo me ha saludado al pasar?
" "Pues así. hago el saludo militar otra vez" "¿Así se saluda?" Yo no sabía qué estaba mal, me miraba y no veía nada raro "¿Esa mano va ahí?" me dice mientras señala que el brazo firme no la tenía pegada a la pierna, sino detrás, la mano,  el brazo no.
"Hombre, si miramos las normas lo suyo es que esté pegada a la pierna, claro" le respondí seguro.  Enfadado grita "¿Cómo que hombre? Está hablando con el jefe del sector, si me habla así ¿cómo tratará usted a los usuarios de la vía, a patadas?  Acabó con su frase más original que debía ser una muletilla de su incapacidad "Tiene cuatro días, formule alegaciones"
 "Mi comandante, cuando reciba el correctivo ya alegaré" "No señor, debe alegar algo ahora" "Bueno, mi comandante, con este coche que lleva me he dado cuenta tarde" "Bahhh, chorradas"  Se quedó pensando, ya había pasado toda la caravana, yo no sé si se nos coló algún coche o no, la verdad es que no cumplimos con nuestra misión gracias a la inestimable colaboración militar de "mi comandante"

  Al final no me corrigió, debía llegar tarde al almuerzo...


 Esto también es la Agrupación  pero nos olvidamos de ello cuando rememoramos los grandes momentos con grandes compañeros y amigos,  cuando recuerdas las caras de la gente que acabas de ayudar en situación crítica para ellos, y tú, por vocación, lo haces  sin pensar en el frío, que no tienes medios o la bronca de esta mañana de un jefe que en ese momento está en su casa viendo "Sálvame" en televisión. 
Así somos los que llevamos la chapa en el pecho.

Gracias a Armando Martín